15 mayo 2014

Ni Google ni AEPD: La tercera vía

Estoy seguro de que a estas alturas todo el mundo ha oído hablar del fallo del TJUE contra Google en relación al llamado "derecho al olvido". Las noticias sobre Google y el derecho al olvido han llegado prácticamente a colapsar los temas de debate de los últimos días en los foros especializados. Sin embargo, estoy bastante decepcionado con todas las aproximaciones que he leído al respecto, ya que, tanto a favor como en contra, se limitan (en los mejores casos) a cuestionar los argumentos, pero sin plantear alternativas.

Personalmente, reconozco que la sentencia me ha sorprendido. Sin entrar en términos técnicos, los buscadores son meros intermediarios, y aceptar que la defensa de la privacidad se puede dirigir contra el mensajero (en lugar de dirigirse contra quien publica realmente la información) me parece peligroso. Si el intermediario tiene que dejar de ser neutral... es cuestión de tiempo que esa falta de neutralidad de subvierta.

Sin embargo, esto no quiere decir que el buscador no tenga ninguna responsabilidad. Obviamente es él quien ordena la información antes de mostrársela al usuario, en base a sus famosos (aunque desconocidos) algoritmos, y por lo tanto quien decide la relevancia del contenido. Y en esa relevancia, en ese orden, creo que es donde puede estar la tercera vía.

En el fondo, olvidar es un proceso natural por el cual nuestros recuerdos van siendo enterrador debajo de otros más recientes, de forma que cada vez sean menos patentes. Mi propuesta sería tan simple (de entender, al menos) como exigir que los buscadores incorporasen en su algoritmo un proceso similar, por el cual el contenido "antiguo" es progresivamente relegado a un puesto inferior en la lista de resultados según va pasando el tiempo. De este modo, el contenido no desaparece, pero sólo quien esté suficientemente interesado en "recordar" va a ser capaz de llegar a la información que busca (o a encontrarse con ella).

De hecho, este planteamiento ni siquiera es nuevo para Google. En su motor de búsqueda de noticias, Google News, ya incorpora esta funcionalidad. ¿Por qué no adoptar el mismo planteamiento? No sólo estarían favoreciendo el "derecho al olvido", sino que además estarían aproximando el funcionamiento del algoritmo al funcionamiento del cerebro humano. ¿No os parece que ganamos todos?