04 septiembre 2008

Integridad de la información pública

La verdad es que no tenía muy claro si escribir o no este post. Por una parte creo es fácil dejarse llevar por la inercia y escribir sobre el fatídico accidente de barajas, pero por otra me causa cierto rechazo tener la sensación de que soy partícipe del amarillismo que rodea esa noticia. Así que me he pasado unos cuantos días dándole vueltas al tema, aunque finalmente he decidido escribirlo. Sólo espero que nadie se sienta molesto al leerlo.

Probablemente todos tengamos muy claro que la integridad de la información, a nivel general, es algo importante. Pero hay ciertos casos en los que dicha integridad es especialmente relevante, por distintos motivos. Uno de ellos es el relativo a la información que ponemos a disposición del público en general, debido a los problemas de imagen (entre otros) que puede ocasionar que la información que publicamos oficialmente sea incorrecta. Es importante que la información sea veraz, como ya expuse en su momento, pero también es clave que la información sea íntegra una vez difundida. Y si está la opinión pública pendiente de ella, mucho más. Y sobre todo si no es sólo la imagen de la organización la que está en juego, sino que esa información afecta a título personal a una gran cantidad de personas y de manera general a los sentimientos de toda una sociedad. Por eso no me explico cómo, en unos comunicados oficiales, aparece un comunicado (nº 2) en el que indica que en el avión había 164 pasajeros y 9 tripulantes, otro (nº 3) en el que se indica que son 162 pasajeros y 10 tripulantes, y por fín una lista oficial donde actualmente sí que figuran 160 nombres propios + 2 bebés (aunque en el momento en el que la contrasté creo recordar que sólo contabilicé 161).

Es cierto que los comunicados están publicados en momentos difíciles, y que se pueden producir errores de contabilización. Pero también es cierto que estamos precisamente ante un os comunicados oficiales, donde la información se presupone más que verificada y validada. Si hubieran sido erratas o errores de recuento se deberían haber indicado como tal, y si hubiese existido incertidumbre en los datos no se deberían haber publicado datos exactos. Porque, al fin y al cabo, ¿cuál de los dos comunicados es el que tiene validez, si ninguno desmiente al otro? ¿Qué argumentos reales tenemos para suponer que el cronológicamente posterior es el válido? ¿Y si la lista de pasajeros realmente hubiera tenido sólo 161 nombres?

Hay personas que creen que debemos mejorar la forma de reaccionar ante un desastre desde los planos informativo y organizativo. De lo que estoy seguro es de que éste puede ser un buen ejemplo para analizar cómo puede reaccionar una organización ante una situación de crisis, y para intentar aprender de los errores ajenos. Al fin y al cabo, la gestión de una crisis desde el punto de vista informativo (hacia todos los grupos de interés) es un apartado fundamental dentro de los planes de continuidad de negocio. ¿Cuántas organizaciones tienen este aspecto en cuenta dentro de sus pruebas periódicas programadas? Seguro que todos somos capaces de extraer alguna lección de este hecho... y ójala que esas lecciones aprendidas sirvan para que catástrofes como la sucedida no se vuelvan a producir.

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